Cáritas está junto al inmigrante
En el marco de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado de 2015 del pasado domingo 18 de enero, Cáritas se une a las palabras del Papa Francisco en su mensaje para dicha Jornada, en las que nos recuerda que la preocupación de Jesús por los más vulnerables y excluidos “nos invita a todos a cuidar de las personas más frágiles y a reconocer su rostro sufriente, sobre todo en las víctimas de las nuevas formas de pobreza y esclavitud”.
Las personas que dejan su hogar y su país huyendo de la pobreza, el hambre, la guerra o la violencia,… buscan una transformación en su vida que les ayude a mejorar, un cambio, una vida más digna, o sencillamente buscan sobrevivir.
¿Nos hemos preguntado alguna vez si acaso nosotros mismos no buscaríamos escapar como fuese del hambre, la persecución, la guerra o la muerte…? Hay que ponerse en la piel del otro para entender qué esperanzas y deseos le mueven a dejar su tierra y su familia, o de qué situaciones están escapando con tanta desesperación.
Se calcula que desde el año 2000 han perdido la vida tratando de llegar a Europa al menos 23.000 personas. Pero las que lo consiguen descubren, una vez que han llegado, que la seguridad está fuera de su alcance.
Lo cierto es que al que cruza la frontera, no se le mira igual si tiene dinero que si no lo tiene, si va de Norte a Sur o de Sur a Norte, si tiene la piel blanca o negra, o si es hombre o mujer... La frontera determina quién pasa, a dónde va o con qué fin, con qué derechos y a cambio de qué. Para unos será fácil llegar a un país y obtener sin problemas la documentación en regla. Para otros pasar la frontera es como llegar a un muro con el que chocan una y otra vez, y en el que se dejarán la piel y hasta la vida con tal de cruzar al otro lado.
La Unión Europea y sus Estados está construyendo una fortaleza cada vez más impenetrable para impedir la entrada de emigrantes irregulares, sin importarle los motivos que estas personas tengan, ni las medidas desesperadas que muchas están dispuestas a tomar para alcanzar las costas europeas. A fin de defender sus fronteras, la UE ha financiado complejos sistemas de vigilancia. Pero todas estas actuaciones únicamente consiguen incrementar, aún más si cabe, el sufrimiento, el dolor y la muerte de todas aquellas personas que están arriesgando sus vidas en busca de seguridad, bienestar y protección.
Ese es el caso de muchos de los inmigrantes que llegan a nuestro país y a nuestra ciudad. Pero su viaje no concluye al pasar la alambrada, pues también aquí se encontrarán con otras “fronteras” o barreras diferentes, como pueden ser el idioma (que tendrán que aprender para poder relacionarse), la necesidad de buscar un trabajo tal como están ahora las cosas, las relaciones con otros inmigrantes, los prejuicios sociales, la religión,…
Y es en todas esas “fronteras” donde Cáritas intenta ayudarles, y acompañarles en su camino y en su proceso de adaptación e integración, para conseguir que vivan dignamente.
Por todo ello, desde Cáritas alentamos a mostrar, a tener, a manifestar solidaridad con quienes buscan protección y dignidad. Y como miembros de la Iglesia, y dando testimonio de nuestra identidad cristiana y de nuestra misión, expresamos nuestra iniciativa por los más desfavorecidos, allí donde se encuentren, en cualquier lugar del mundo y sin fronteras de ningún tipo.
María Dolores Grau Amador, Directora de Cáritas Elche