Derechos sociales, derechos sagrados
Hoy tienen derechos sociales garantizados aquellas personas que tienen dinero y tienen poder. Los que no disponen de estas dos cosas, en cualquier momento se pueden ver en la miseria, si no están ya. Hay una parte de la sociedad que puede ejercer su derecho al trabajo, siempre amenazado, pero, casi la tercera parte, aunque tenga derecho a trabajar no puede. Algo así podríamos decir del derecho a la sanidad, a la educación y a la vivienda. El único intocable, es el derecho a gastar, porque beneficia al capital.
Los derechos de una persona o de una sociedad, son sagrados, porque una persona, o un grupo de personas, es el valor supremo en este mundo; y además porque lo que se le quita a una persona, se le quita al mismo Dios. Una persona es un hijo/a de Dios, es parte de Dios. Los derechos de Dios no son sólo: Que sean respetados sus templos, o sus imágenes, es ante todo y sobre todo, que sean respetadas las personas y que éstas puedan vivir con dignidad, porque son los verdaderos templos e imágenes vivas de Dios.
Es por eso por lo que, la Pasión de Jesús, ante todo, no está en las imágenes y en los pasos, sino en las personas que sufren, en los enfermos, en los parados, desahuciados y maltratados por lo que sea. Está bien que cuidemos las imágenes, pero sería un escándalo que no cuidáramos mucho más de las personas, hasta que no haya nadie que viva sin tener todos sus derechos cubiertos.
Creer en Dios es creer en los derechos sagrados de cada persona, y de toda la humanidad. Si descuidamos los derechos, la vida y la dignidad de las personas, aunque sólo sea una, abandonamos nuestra fe en Dios, y nuestra religión es mentira. (Carta de Santiago 1,26-27)